lunes, 5 de noviembre de 2007

Menguando



Cansado de ver índices ajenos cuando le indicaban dónde estaba la luna, un día buscó un aparte y se animó a señalarla en solitario.
Y descubrió maravillado que la luna seguía estando en el índice en el que siempre la había visto.
A ver quién era el tonto ahora.

5 TRASLUCHADAS:

EL INSPIRADO dijo...

Suele pasar con las cosas del cielo, cambian de posición, forma y naturaleza para que podamos indicarlas, avistarlas. Pero ¡cuidado! Sólo en los momentos en que hacemos de tripas corazón. Cuando agarrados a un valor que no tenemos; decidimos señalarlas, aprehenderlas...
Si, había tierra a la vista, claro, cómo no iba a estar ahí.

Besosconsal desde la almena

Admin dijo...

Madre mía con las olitas del mar y todo.
La luna y tal.
Compradme lotería.

Anónimo dijo...

El tonto, ahora, como siempre, era el que creía que la luna estaba al alcance de la mano, a un tiro de índice...
Que no te engañen, la luna está demasiado lejos como para ser conquistada y demasiado cerca como para ser deseada.

Anónimo dijo...

¿Qué le pasó al Hijo del Capitán...? ¿Echó amarras en un puerto de dudosa reputación? ¿caló en una playa de arenas movedizas? ¿fondeó su quilla contra un arrecife de dudas? ¿quemó las naves como le aconsejaron los que señalaron la luna con el índice? ¿naufragó en un océano de virtudes? Allá donde esté... decidle, por favor, que vuelva, a escribir.

Anónimo dijo...

¿Podrá el hijo del capitán elevar el ancla, soltar amarras y remar mar adentro? o prefiere pisar tierra firme, con los pies en la tierra, como aconsejaron los que señalan con el índice la luna... Cuando resuelva su duda, entonces, sólo entonces, volveré a leer, volveré a creer.